- PRUEBAS GEOGRÁFICAS: los bordes de los continentes encajan perfectamente (tomando el borde de la plataforma continental)
- PRUEBAS GEOLÓGICAS: coincidían la edad de rocas graníticas de lugares muy separados (como África y la Antártida) y sus afloramientos continúan de un continente a otro.
- PRUEBAS PALEOCLIMÁTICAS: si se disponían los continentes formando "Pangea", la distribución de las tillitas que analizó Wegener correspondían a un casquete glaciar.
- PRUEBAS PALEONTOLÓGICAS: existencia de especies fósiles a ambos lados del Atlántico, como por ejemplo, Glossopteris.
Más tarde, se descubrieron las dorsales oceánicas en las que se observaron varias características curiosas: no estaban cubiertas de sedimentos, eran de origen volcánico, la edad de los basaltos oceánicos aumentaba conforme se separaba de la dorsal etc. Con todas estas observaciones, el geólogo Harry Hess propuso la teoría de la extensión del fondo oceánico: las dorsales oceánicas son fracturas de la litosfera por las que escapa el material del manto en forma de coladas de lava que se solidifica produciendo nueva corteza oceánica que empuja a ambos lados obligando a los continentes a separarse.
Así, se pudo explicar cual era el mecanismo que hacía que los continentes se fueran separando unos de otros y que, como consecuencia, el océano aumenta de tamaño.
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